En un país donde las armas son un derecho constitucional, nuestro derecho y obligación era hacer una campaña que ayude a salvar vidas y hacer consciencia sobre el problema de salud pública que es.
Recibimos un brief bastante complejo, que nos puso a pensar varias semanas, el resultado: una campaña 100% real, sin actores, solo datos reales, una carta real y emociones reales a flor de piel, para ayudar a sensibilizar, educar y dar el siguiente paso.